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lunes, 1 de julio de 2013

Visita al monumento a la revolución





El domingo fuimos de paseo al Monumento a la Revolución! Todo inició porque me enteré que estaba la feria de museos en la explanada del monumento y ese era el motivo principal de la visita. Pero al llegar descubrí un lugar muy distinto a como lo recordaba, estaba lleno de personas, algunas tribus urbanas practicando bailes, otras ensayando con la banda de guerra, y muchas más, formadas en la taquilla. En la entrada estaban unas muchachas vestidas de revolucionarias y le pregunté a una de ellas para qué era la taquilla. Allí se encuentra el museo nacional de la revolución, la visita al mirador y un recorrido con un guía que te lleva a la cima del monumento pasando por las escaleras originales, hechas de acero, conociendo la estructura del monumento. Este recorrido cuesta 50 pesos por persona y vale la pena adquirirlo. No pueden subir con mochilas, agua, chicles o bultos. Tienen un guardarropa donde puedes dejar tus pertenencias. El lugar me pareció moderno y con una muy buena imagen. Todo el personal bien uniformado y fácil de identificar. Amables y sonrientes. En el nivel donde se encuentra la taquilla, está una cafetería muy agradable y donde pueden degustar algún antojo antes de iniciar el recorrido. También está la tienda y más al fondo la entrada al museo. Nuestro recorrido comenzó a la 1:00 en punto y nuestro guía fue ameno y nos explicó todo con mucha claridad. 
Empezó contándonos que con motivo de la celebración del centenario de la Independencia de México, el presidente Porfirio Díaz propuso construir un palacio legislativo federal que albergaría la cámara de diputados y la de senadores. Sería un lujoso palacio neoclásico de 14,000 metros cuadrados de construcción unido en línea recta con Palacio Nacional. 
El encargado del proyecto fue el arquitecto francés Émile Bérnard. De 1905 a 1912 se construyen los cimientos y la masiva estructura de acero procedente de Nueva York.
Se coloca la primera piedra en septiembre de 1910 por Porfirio Díaz y curiosamente dos meses después estalla la Revolución. En 1911 Díaz abandona el país en un barco y permanece en el exilio hasta su muerte.
Esto nos explicaba el guía mientras salíamos para poder subir las escaleras por el interior del monumento.
 
Mientras admirábamos la parte exterior de los mausoleos, nos explicó que el monumento se constituye como mausoleo en 1936 y se encuentran los restos de figuras importantes que representan los ideales revolucionarios y se encuentran en las criptas ubicadas en los cuatro pilares del monumento.
Los personajes que aquí están son: Venustiano Carranza, Francisco I. Madero, Plutarco Elías Calles, Francisco Villa y Lázaro Cárdenas. Todos tienen el escudo nacional excepto Francisco Villa porque él no fue presidente de México. Por fin llegamos a la entrada de las escaleras y todo estaba muy ordenado, el acero está en cada rincón y el guía nos explicaba que la estructura metálica con los cimientos queda abandonada y expuesta por dos décadas. Al terminar la revolución, Émile Bernard buscó rescatar el proyecto de su vida presentándole al gobierno de Álvaro Obregón la adaptación de la estructura en abandono para convertirla en un panteón para los héroes de la guerra, lamentablemente este intento se frustró con el asesinato de Obregón y la muerte de Bérnard.
Mientras subíamos sentía que me moría!! creo que tengo mala condición, pero descansábamos por momentos y era cuando nos explicaba el guía. Así nos contó que fué en 1932 cuando el arquitecto mexicano Carlos Obregón Santacilia presentó un proyecto para convertir la estructura abandonada en un Monumento a la Revolución y éste es aceptado. 
La estructura de acero la cubren de cantera traída de Puebla, los bordes se perfilan con piedra volcánica. Al proyecto se sumó la participación del artista plástico mexicano Oliverio Martínez, quien corona la cúpula del monumento con cuatro grupos escultóricos que enaltecen los ideales de la Revolución y representan: La independencia, Las leyes de reforma, Agrarias y obreras. 

En 1970 el acceso por el elevador original de 1938 queda obstaculizado de forma permanente y el mirador público queda desierto. Fue hasta que para conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, el gobierno de la Ciudad y la autoridad del espacio público emprenden las labores de recuperación y restauración reabriendo sus puertas en Noviembre de 2010.


Como datos curiosos que debemos saber es que las obras escultóricas que debieron ornamentar el Palacio Legislativo, hoy en día están dispersas en la Ciudad de México. Las esculturas que representan la juventud y la madurez, se encuentran en la entrada principal del Palacio de Bellas artes , el águila que remataría la cúpula del palacio ahora se ubica en el monumento a la raza y los leones que flanquearían la entrada hoy custodian el Bosque de Chapultepec.

También se cuentan historias de hazañas de la década de los 40 que cuentan que intrépidos pilotos volaron sin permiso sus pequeñas aeronaves y arriesgaban sus vidas al pasar volando entre los pilares del monumento. Eran un espectáculo para los paseantes pero muy peligroso y por tal motivo, durante un tiempo cubrieron las entradas a los pilares para evitar accidentes.

Todo esto nos lo contó mientras subíamos las escaleras para llegar al impresionante mirador  que se encuentra a 52 metros de altura. Ya en el mirador, pudimos admirar nuestra bella ciudad, yo les recomiendo que vayan en el horario de la 1:00 de la tarde para poder tener una mejor vista. El guía te enseña los edificios que rodean al monumento y los que se alcancen a ver dando una explicación de cada uno, después termina el recorrido con el guía pero pueden permanecer el tiempo que quieran y pueden subir un poco más por unas escaleras espirales adosadas a la cúpula de piedra. Tienen una pequeña cafetería y si compras alguna bebida, debes tomarla en unas bancas especialmente dispuestas al lado. También venden recuerdos y la verdad tomar un cafecito en lo alto del monumento disfrutando de la tarde es una gran opción. Nos llenamos de una vibra positiva y aprendemos un poco más de nuestra historia. Deben tomar muchas fotos porque el lugar lo vale, es hermoso, limpio y muy interesante. 
Para salir deben formarse para bajar por el elevador panorámico que se encuentra en la parte central del monumento. Cabe mencionar que antes de este elevador, estaba el original que se terminó en 1938, eran dos elevadores internos y las cabinas tenían una doble puerta, la primera da acceso al mirador y la otra a la escalera presidencial interna que usaban personalidades distinguidas en su visita al monumento para cambiar de un elevador a otro. Se intentó arreglar el elevador original, pero por lo antiguo de las piezas el costo era tremendamente elevado, así que se decidió poner el actual y como el monumento es una concesión, si dejan de tenerla. sería fácil remover el elevador que tenemos actualmente. 

También nos enteramos que durante los periodos que estuvo en abandono, fue el hogar de indigentes y cuando se remodeló el monumento  se encontraron con alacranes, ratas, y restos de ropa y comida. Afortunadamente hoy es un lugar maravilloso que podemos disfrutar en cualquier momento.

Ahhh se me olvidaba, si llegan en coche, pueden dejarlo en un estacionamiento que está al lado de las oficinas del infonavit por 60 pesos tiempo libre y si llegan en metrobús de insurgentes, se bajan en la estación plaza de la república.




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